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viernes, 31 de mayo de 2013

Publicado el 8/7/1995 BK4454813 06-27-95, BK4454822 06-27-95. Son las identificaciones de las fotografías de las fichas de dos personas, detenidas por la policía de Los Ángeles, California, EEUU. Creo que una de ellas se llama Hugh Grant, es inglés y es el protagonista de “Cuatro bodas y un funeral”. Bueno, pues al bueno de Hugo se le ha caído el pelo. No es que se haya quedado calvo, no, es que ha tenido un desliz que, según los expertos, pone en peligro su vida profesional, salvo que le perdone públicamente su santa (esposa), que por lo visto es una cotizada modelo. Y total, por dar trabajo a una profesional del sexo. Si consideramos la repercusión que, a nivel de prensa ha tenido tal hecho en Inglaterra y los EEUU, podría darnos la impresión de que ni en Inglaterra ni en los EEUU hay putas, y si las hay, no tienen clientes. Y no lo entiendo. Y es que creo que los EEUU están tan acostumbrados a “hacer el amor” al resto del mundo, de grado o por la fuerza, (vaya expresión, “hacer el amor”), que no deberían escandalizarse porque a nivel personal, un miembro de su industria artística, haga lo mismo que como nación vienen haciendo desde siempre. Y tampoco entiendo la reacción de los ingleses respecto al sexo. Aunque puede ser que lo que les ha molestado haya sido la variante utilizada en este caso, una “fellatio”, (quizá quede un poco más fino lo de “sexo oral”). NO empleo el castellano común porque es posible que alguna(o) de Vds. Lo confunda con uno de los sinónimos de borrachera, y no es mi intención. Señor, señor, tanto ruido por un poco de “sexo oral” con una prostituta. Claro que a lo peor ha sido porque esta profesional era negra. O porque la relación se desarrolló dentro de un automóvil, cosa nada elegante. Porque no creo que sea por el aspecto masculino de “la profesional”, con barba de un día, los labios sospechosamente abultados, manos grandes y laringe prominente. No, por ese motivo no hubieran montado todo este “cirio”. La verdad es que mi conocimiento de la forma de ser anglosajona es bastante corto, y se limita al de una familia inglesa en un camping de Tarragona, y a mi relación, amable y cordial, con Douglas, que por lo visto es poco representativo de la forma de pensar del The Guardian: “Hugh ¿… cómo has sido capaz?, o del Daily Telegraph. “¿Qué más puede desear un hombre?”. Yo, la verdad, aún a riesgo de errar, me atrevería a decir a los redactores de los rotativos citados, y a las personas que puedan representar, que lo que puede desear un hombre en un momento determinado, es preciso ser hombre para comprenderlo, dando a la palabra hombre toda la grandeza y toda la miseria de su significado. Hay pasiones, a las que todos en alguna ocasión sucumbimos, mucho más envilecedoras que el sexo, (que además de placentero, es necesario), y en las que ponemos toda nuestra mala voluntad; hay un afán desmesurado de poseer, hay envidia, hipocresía, soberbia, indiferencia ante el dolor (ajeno), ante la extrema miseria (ajena), y demasiado odio en hechos, palabras y miradas, que afortunadamente, veo muy de tarde en tarde, desde mi ventana. L. Alfonso Asperilla

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