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jueves, 30 de diciembre de 2010

Es como la brisa de un amanecer de primavera

No se si hubo o habrá alguna vez, en la historia (bueno, si, quizá en el Renacimiento), algo similar. El año 68, 1968, destapó lo mejor de una generación. Y ahí sigue. Os lo recomiendo. Es Dany, "el rojo"


http://www.youtube.com/watch?v=nqno8H-mjeY&feature=player_embedded

miércoles, 29 de diciembre de 2010

La ley Sinde

Independientemente de la que nos está cayendo, a los españolitos de a pie, con la crisis económica, generada por la política ultraliberal de los EEUU, ahora, siguiendo los criterios del imperio, nos quieren meter, con calzador, en este feudo que para los EEUU, es España, la ley Sinde.
Vivimos, porque así lo votamos en nuestra constitución, en un estado garantista. Es decir, se garantizan los derechos de los ciudadanos, sean personas físicas o jurídicas. ¿Quien garantiza nuestros derechos?. La justicia. La ley Sinde pretende saltarse a los jueces para decidir quien o quienes cumplen o incumplen la ley.
Si esta ley sale adelante, se le está pegando una patada en los huevos a nuestra democracia, a uno de los pilares de nuestra democracia, la justicia, que puede ser mejor o peor. Si es lenta, hay que agilizarla, si es mala, hay que modificarla, pero es la justicia.
Y por encima de la justicia no debe estar nadie.
Creo que bastantes conoceis mi ideología política. Para quien no la conozca, debo deciros que pienso en izquierdas, en justicia social, en derechos para los ciudadanos, en que el que más tiene más pague, etc.
Pero esta forma de pensar no me hace ser una persona que apoye todo lo que un gobierno, presuntamente de izquierdas, hace. Y menos si afecta a derechos fundamentales, como es el de que, hasta que la justicia dicte lo contrario, todos somos inocentes. Máxime cuando la ley pretende cerrar páginas que la justicia ya ha dictaminado que cumplen la ley.
No tengo, ni ahora ni nunca, el cuerpo como para permitir a, sea quien sea, que pretenda erigirse en poseedor de la verdad. A nadie, sea de derechas, de izquierdas, de centro o de extremo.

Estoy bastante cabreado con un gobierno que se pliega a cada uno de los caprichos de "los mercados", expresión que se utiliza ahora para llamar a los grupos de presión. Ni mercados ni la madre que los parió.

Os pido, si teneis un ratillo, que participeis en grupos de apoyo que hay, en los distintos foros, Twitter, Facebook, o los que sean, para echar abajo, bloquear, impedir, que esta ley salga adelante, porque así, es posible que los que en un futuro quieran hacer de la capa de la democracia, su sayo particular, se lo piensen un poquito. Ya vale que, además de putas, nos toque poner la cama.

Además, y, al hilo de la actualidad, me parece absolutamente vergonzoso, que metidos en el baile que estamos, el presidente del gobierno de España, se dedique a frivolizar con si va a seguir o no, y si se lo ha dicho a Sonsoles y a un amiguete. Repito, me parece vergonzoso.

Ah, y por si a alguien le cabe la menor duda, sigo siendo de izquierdas, por eso, este PSOE me cae tan, pero tan a la derecha. Salud compañeros/as. Por la libertad de comunicación. Porque la justicia sea siempre quien dictamine. Por la independencia de todos con respecto a los grupos de presión o "mercados". Y porque Zapatero se vaya ya, porque creo que una política de derechas, como es la que está llevando a cabo, siempre la hará mejor un partido de derechas. Nos pasó lo mismo con Felipe y los contratos de trabajo. Estoy hasta los mismos de que partidos que se llaman de izquierdas, hagan política social de derechas.
Si no pueden hacer lo que quieren, que dimitan y expliquen porqué dimiten, ya veremos nosotros a quien apoyamos con nuestros votos, que, por cierto, tambien vale ya con la ley de D'Hont en las elecciones y las votaciones de listas cerradas.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Mientras mis pies se descongelen al lado de la chimenea, recien encendida, y en la tele por enésima vez ponen El diario de Bridget Jones, sigo planteandome que hoy es un día como cualquier otro, transformado por la tradición y el comercio en la utopía de lo que nunca haremos y/o seremos.