Miguel de Unamuno, Don Miguel, fue un vasco de nacimiento, que fue catedrático de lengua y literatura griega y después catedrático de Historia de la lengua castellana en la Universidad de Salamanca. En sus viajes de Salamanca a Bilbao y vuelta, paraba en la estación de Medina del Campo.
Sí, en la misma Medina que despidió de este mundo a la Reina Isabel, la católica que apoyó a Colón.
Y escribió, en una de las noches en que esperaba su tren para transbordar, este soneto.
XXVII
MEDINA LA DEL CAMPO
En la del campo secular Medina,
junto al rubio Castillo de la Mota
que al cielo de Castilla yergue rota
su torre, cual blasón de la ruina
de aquella hidalga tierra isabelina,
la de cruz y espadón, sotana y cota,
que allende el mar, en extensión remota,
vendió su sangre al precio de una mina,
velan el sol con su humareda sucia
turbando el sueño de Isabel los trenes,
mientras Maese Luzbel que con la astucia
de su saber nos tiene el alma en rehenes,
sobre esta España que avariento acucia
vuelca el raudal de los dudosos bienes.
(En la estación de Medina del Campo, noche del 20 al 21 IX 10)
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