Para algun@s de nosotr@s, tiene un sabor antiguo la campana María, un sabor a comunicación rápida, a aviso urgente de peligro, de un tiempo en que casi nunca pasaba nada, ni había teléfonos móviles, ni siquiera televisión.
Y la campana Maragata, y los maragatos que la tocan, y la campana María y quienes la tocaban, me dejan en la retina el sabor añejo, casi antiguo, de ese tiempo en que los únicos momentos de prisa, de ajetreo y agitación, a lo largo de todo un año, los marcaban ellas, alguna vez, durante una semana determinada, con su toque a rebato.
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